8 tendencias de materiales alternativos para empaques
8 tendencias de materiales alternativos para empaques
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El deseo de utilizar materiales amigables con el medio ambiente trae nuevos desafíos para escalar estas alternativas de envasado a nivel industrial. Opciones como el almidón, las algas y los hongos son las más prometedoras.
Hace tres décadas era poco probable imaginar que materiales como las algas o la concha de crustáceos serían de utilidad para generar alternativas más sostenibles para la industria del envasado; sin embargo, en la actualidad, estos materiales resultan ser opciones atractivas a la hora de buscar una alternativa a los plásticos de origen fósil.
Esta búsqueda por nuevas alternativas de envasado es el resultado de un cambio de paradigma que se viene dando en el pensamiento, no solo de los fabricantes sino del consumidor, que hoy en día está enfocado en un cuidado del medio ambiente y en una disminución de los desechos que generan los empaques o embalajes de las distintas industrias.
Desde la revista El Empaque + Conversión, recopilamos algunos de estos materiales que están en auge a nivel global, sus propiedades, sus características, y los desafíos que enfrentan a la hora de reemplazar a los tradicionales plásticos derivados del petróleo.
Empaques a base de hongos
Desde que el fabricante de muebles sueco Ikea anunció sus intenciones de reemplazar sus envases de espuma de poliestireno con el embalaje de origen natural a base de hongos, se ha visto un incremento en la popularidad de este material. Fabricado por la empresa Ecovative Design, este material se obtiene a partir de la fusión de desechos agrícolas (como las cáscaras de maíz o cáñamo) con células extraídas de las raíces de los hongos llamadas mycelium. Estas células segregan una enzima capaz de descomponer los desechos agrícolas, generando un residuo que, al someterse a altas temperaturas, produce un nuevo material que ha sido denominado Ecocradle.
Empaques con algas
Son muchas las empresas que han encontrado distintas utilidades en las propiedades de esta planta. Por ejemplo, la compañía DS Smith anunció sus planes de incorporar fibras de algas en su cadena de producción con el fin de reemplazar las fibras de madera comúnmente utilizadas.
Así mismo, la empresa Evoware dio a conocer un empaque comestible a base de algas marinas disponible para una variada gama de aplicaciones, entre las que se incluyen envolturas de alimentos y bolsas de café. El material es biodegradable, compostable y se disuelve en agua. Evoware manifestó que este material comestible también es imprimible y sellable al calor y se puede personalizar con elementos de marca específicos.
Empaques a base de almidones
El almidón se ha presentado como una de las alternativas de polímero natural más importante en la industria del empaque. El ácido poliláctico (PLA) es uno de los bioplásticos derivados del almidón vegetal más utilizados para reemplazar polímeros derivados del petróleo. El PLA, que usualmente se extrae del almidón maíz, de la caña de azúcar, o de la remolacha. Es una solución atractiva, ya que permite moldearse en diferentes formas, soplarse en películas o usarse como recubrimiento de barrera. El PLA puede también mezclarse con almidón de maíz para crear películas y bolsas con las mismas propiedades. Adicionalmente, el PLA puede ser compostado.
Empaques a partir del bagazo
Entre los materiales alternativos más comunes se encuentran aquellos creados a partir del bagazo, aquel material seco y fibroso que queda como residuo después de la extracción del jugo de la caña de azúcar. Las fibras de bagazo se mezclan con leche y agua caliente y se forman de la misma manera que la pulpa tradicional que forma los cartones de huevos.
El bagazo es reciclable y compostable y es una buena elección para sustituir los papeles derivados de los árboles, ya que requiere menos procesamiento químico que la pulpa procedente de los árboles.
Envases creados con aire
La alianza entre Newlight Technologies, LLC y Dell, ha desarrollado una película llamada AirCarbon con el fin de proteger el acabado de sus computadoras portátiles durante el proceso de transporte. Newlight ha logrado capturar aire y carbono de fuentes de gases de efecto invernadero y utilizarlo para crear un material con características comparables a las del polietileno tradicional.
La investigación se centra en microorganismos encontrados en el océano que se alimentan de metano y dióxido de carbono, y que son capaces de convertir estos gases en un polímero natural que puede ser moldeado de la misma forma que el plástico.
Empaques a partir de quitosano
El quitosano ha resultado útil para empezar a eliminar el uso de películas a base de petróleo. Se obtiene quitosano al mezclar las conchas de quitina de los camarones, langostinos y otros crustáceos con una sustancia alcalina. Posteriormente, se trata el quitosano con pulpa de celulosa de madera o algodón, generando un revestimiento de barrera compostable de múltiples aplicaciones. Un caso específico es el revestimiento para zanahorias a base de quitosano que está en desarrollo por la Universidad del País Vasco.
Materiales solubles en agua
Entre las soluciones más innovadoras están las que incluyen materiales solubles en agua. La empresa Smartsolve ha lanzado al mercado un portafolio de diferentes materiales como papel, cartón, hilo, cintas y otros adhesivos, todos solubles en agua. La base del éxito, de acuerdo a la compañía, está en el origen vegetal de sus materiales que no dejan residuos en los mares y océanos.
En Latinoamérica ya se había visto un ejemplo de este tipo de innovación, cuando la startup chilena Solubag introdujo al mercado su bolsa completamente soluble en agua. La bolsa no contiene ningún plástico. Como materia prima, la startup utiliza una fórmula patentada basada en alcohol polivinílico y roca caliza.
Empaques con algodón reciclado
Los residuos textiles también han sido un desafío: se estima que en los Estados Unidos representan el 8% de la totalidad de los residuos que acaban en el vertedero. Para darle una segunda vida, algunas empresas están reciclando la tela para utilizarla como barrera de aislamiento y así sustituir la espuma de Poliestireno Expandido (EPS). Sin embargo, uno de los problemas de este método es que este tipo de algodón aislante necesita de una cubierta de plástico, la cual debe separarse y reciclarse por separado, presentando un reto al final de su ciclo de vida.
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