Branson Ultrasonics convierte un sello imposible en una oportunidad

Cuando el fundador de Pocket Shot Spirits, Jarrold Bachman, observó cómo los trabajadores celebraban el día de pago bebiendo licor de pequeñas bolsas, se dio cuenta de que allí podía haber una oportunidad para cubrir una necesidad insatisfecha en el mercado de las bebidas alcohólicas en empaques pequeños, irrompibles, y fáciles de llevar y abrir, además de caber en un bolsillo. 

Él sabía que el estilo de vida actual, siempre atareado y sobre la marcha, estaba generando una creciente demanda por las porciones individuales; decidió entonces capitalizar en esta tendencia e identificó una audiencia de viajeros, golfistas y otros entusiastas del deporte y de las actividades al aire libre, para quienes lanzó una línea de bebidas envasada en contenedor plástico flexible e irrompible de 50-ml: Pocket Shot.

El reto
La “botella” de Pocket Shot está hecha de tres capas de plástico laminadas, una para fuerza, una para brillo y otra para los impresos. Este contenedor posee una apertura en el límite superior, que es sellada luego del llenado. El contorno superior de este envase tiene la forma de una botella, con hombro y una tapa simulada, características que complican el sellado; además, para evitar fugas el proceso de sellado debe realizarse teniendo en cuenta las salpicaduras de alcohol producidas durante el llenado y que caen sobre la zona del sello. Por otro lado, Pocket Shot debe ser muy cuidadoso con los niveles de temperatura que alcanza este proceso de sellado para que el alcohol no llegue a punto de ignición.

Este producto usa inicialmente un proceso de sellado en caliente que derrite las partes plásticas para unirlas, y luego realiza un sellado en frío para alisar las arrugas y vacíos creados en el paso anterior. Al controlar estas etapas de sellado el producto estuvo listo para ser lanzarlo al mercado. Sin embargo una vez el volumen de producción alcanzó los altos niveles de velocidad necesarios, el proceso de sellado caliente/frío resultó en fugas constantes, pérdida de productividad y costos de recuperación de producto que amenazaban la viabilidad del mismo. En este punto el fundador de Pocket Shot estaba al tanto de la reputación de Branson en cuanto al sellado ultrasónico de plásticos y solicitó entonces una recomendación.

La solución
Branson llevó a cabo un análisis de los materiales usados en el Pocket Shot, de su diseño y de los requerimientos de producción, y determinó las presiones apropiadas y las especificaciones ultrasónicas para crear el sello necesario. Branson diseñó un sonotrodo (a través de un software que analiza elementos finitos) y un yunque que encajaron perfectamente con las superficies a sellar.

Algunas pruebas sobre prototipos demostraron la habilidad del proceso de sellado ultrasónico, teniendo en cuenta el producto envasado: alcohol, produciendo un sello 100% limpio, claro y libre de contaminación. La acción ultrasónica del sonotrodo dispersa el alcohol fuera del área del sello, permitiéndole al plástico derretirse sin el riesgo de desencadenar la inflamación del alcohol. Con los prototipos también fue posible determinar que el proceso mantenía la integridad del sellado en un ciclo de alto volumen –un sello cada dos segundos–.

El sellador de tubos y bolsas ST 30, de Branson, fue la máquina recomendada para el proceso; su fabricante logró instalarla en la producción de Pocket Shot en un tercio del tiempo en el que se tenía previsto hacerlo.

Pocket Shot ya está listo y produciéndose nuevamente, a una tasa de 30 a 35 unidades por minuto. El fundador de Pocket Shot, Jarrold Bachman, reconoció a Branson no solo por su habilidad técnica para resolver el problema sino por su capacidad de respuesta ante el reto planteado en términos de minimizar la pérdida de tiempo en producción. Luego de estar seguro de la integridad y fortaleza del sello, Bachman expandirá la producción y distribución de Pocket Shot a nuevos mercados en Estados Unidos y Europa.