¿Desaparecerán los empaques como los conocemos?
¿Desaparecerán los empaques como los conocemos?
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Analizamos cuál podría ser el destino de estos productos, entendiendo las tendencias sostenibles y de tecnología, la evolución de los hábitos de consumo y el desarrollo de nuevos materiales, ¿se podría hablar de la desmaterialización del empaque?
La posibilidad de que algún día dejen de existir los empaques y los envases parece utópica y aún lejos de concretarse, por no decir que imposible, dadas las funcionalidades que estos ofrecen a diversas industrias, en particular la de los alimentos, en las cual intermedian a su favor factores de inocuidad, protección, preservación, entre otros.
Pero también es cierto que los fabricantes de estos productos y los proveedores de sus materias primas están transitando por una etapa de análisis y reflexiones acerca de cuál puede ser su futuro, teniendo en cuenta algunas tendencias que los obligan a proyectarse.
La necesidad de adaptarse a tendencias de sostenibilidad en auge, como el uso de materiales cuyas propiedades sean más armónicas con el medio ambiente; el ya conocido ciclo de las 4R: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar; los nuevos hábitos y consumo de públicos cada vez más conscientes del impacto de sus acciones, así como el desarrollo de materias primas en línea con lo anterior y los avances tecnológicos que así lo permiten, hacen parte de ese contexto.
Todo esto, por supuesto, ya viene dentro del ejercicio que la industria de los empaques y envases ha ido asimilando a partir de estas nuevas realidades, pero sugiere además una reflexión más profunda acerca de su futuro y de la manera como estos escenarios transformarán los productos y sus operaciones.
¿Hacia dónde avanza la industria?
Dice Juan José García, CEO y fundador de Food Innovation Studio y vicepresidente de Institute of Food Technologies capítulo México, que la desmaterialización del empaque, en un cien por ciento, hay que descartarla, aunque por fases puede llegarse a una aproximación de ese propósito.
La pregunta sobre la cual inicia su argumento es ¿por qué y para qué se necesita un empaque? En industrias como la de los alimentos, se ha dicho ya antes, este es fundamental por las funcionalidades descritas, y además porque facilita el transporte de los productos.
Pero, por otra parte, para diversos sectores los embalajes se han convertido en parte de la experiencia que se les ofrece a los consumidores mediante la aplicación de diseños sensoriales que hacen más provocadora la compra.
Entendida esta parte, avanzar en la transformación de la industria pasa por el desarrollo de nuevos materiales que permitan mantener las funcionalidades, pero que estén en sintonía con las tendencias antes señaladas, como los monomateriales. Estos se destacan por su versatilidad, su bajo costo y la eficiencia de los recursos requeridos para su elaboración, y la utilización de reciclables que apelen al ciclo de las 4R que reduzcan el impacto y fomenten la recuperación y la reutilización.
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Sin embargo, Juan José García toca un tema que, de hecho, trasciende a la industria y a las marcas, pero no las desliga de sus compromisos, y es el cambio de un modelo de consumo que vincula de forma directa al cliente.
“La gran apuesta no debe ser ni la materialidad o desmaterialización del empaque, sino el cambio en la forma cómo consumimos y percibimos los productos a través del empaque, en especial los alimentos, porque pareciera que en algunos casos el gran valor de estos fuese el empaque: que si es compostable, que si es desechable, si contiene un grado más alto de reciclabilidad. Si como consumidores empezamos a adoptar las formas más adecuadas del consumo sin empaque, estamos dándole un verdadero sentido al concepto de la economía circular”, sostiene García.
Este, enfatiza el experto, es el aspecto clave para pensar en la transformación de la industria. Porque es a partir de este es que los consumidores podrán exigirles a los fabricantes, pero en especial a las marcas, a pensar en empaques y envases que les permitan mantener las características de lo s productos, pero alineándose con las tendencias globales de sostenibilidad.
Hay algo adicional: las marcas y la industria deberían generar campañas e iniciativas de educación dirigidas a los consumidores para que entiendan que ellos también hacen parte del cambio, sin importar sus gustos, sus necesidades o sus hábitos, ni tampoco la edad o el origen.
La tecnología y la innovación, mediadoras del cambio
Algramo, una de las startups chilenas de venta de productos a granel en envases reutilizables de mayor impacto social y ambiental en el mundo, fue una de las primeras en atreverse a explorar la economía circular como modelo de negocio.
Para ello implementó unos dispensadores inteligentes que pueden ser utilizados en distintos canales de venta, a los cuales pueden llegar los consumidores y rellenar sus envases con productos para limpieza, hogar, mascotas y alimentos.
Este caso, que ha sido reconocido a escala global, lo menciona como ejemplo Julián Bernal, director ejecutivo de Grupo Ciclos, para demostrar cómo la tecnología y la innovación pueden dar luces acerca de los futuros desarrollos de los envases y empaques, y cómo es posible mantenerse vigente en el mercado, integrando las expectativas de la industria con las de los consumidores y las del planeta.
“En este caso, Algramo transformó un producto en un servicio, lo cual es conocido como la servitización, pues eliminó el empaque y lo reemplazó por un dispensador. Las personas necesitan de un solo empaque o una botella para retirar su producto. En la medida en que tengamos el tiempo para madurar iniciativas de este tipo y de adoptarlas, será mejor para todos, ya que no todas las personas van a interactuar de la misma forma con estas soluciones”, apunta Bernal.
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Estos desarrollos, agrega, están atados a los vaivenes de los contextos políticos, o mejor normativos, que procuran la eliminación o reducción de los plásticos de un solo uso. En cuanto documentos de este tipo sean implementados o impulsados, la industria tendrá que buscar nuevas y mejores maneras de seguir ofreciendo soluciones a las marcas y que se generen procesos de innovación que permitan mantener los niveles de competitividad y productividad a los actores involucrados.
También hay que tener presentes los cambios generacionales que se están dando recientemente y que seguirán irrumpiendo con fuerza en los nuevos hábitos de consumo, opina Bernal.
“Esto hace parte de los riesgos transicionales que debe afrontar la industria. Hoy, las nuevas generaciones optan por productos o servicios que propician menos impactos en el ambiente y en la sociedad, diferente a lo que ocurría antes, cuando las generaciones más antiguas no tenían tantas posibilidades de escoger. Esto ha hecho que las marcas se cuestionen por la necesidad de adaptarse a esas exigencias de responsabilidad social o ambiental y de comercio justo, o de lo contrario las nuevas generaciones no las van a elegir y será otra empresa la que satisfaga esos deseos”, expresa.
¿Influirá el metaverso en la industria?
Una tendencia tecnológica que viene irrumpiendo con fuerza y que está modificando o al menos cuestionando la relación entre las marcas y los usuarios es el metaverso. Este ecosistema en el que las personas y las empresas podrán adquirir un rol e interactuar en un mundo para algunos desconocido aún, para otros con infinitas posibilidades de extender sus actividades y generar nuevos modelos de negocio.
Para Juan José García, de Food Innovation Studio, este cambio tecnológico sí tendrá impacto en la industria de los empaques y los envases, puesto que esa nueva realidad alternativa podría suponer a algunas personas —a las que puedan tener acceso, claro está— la posibilidad de vivir otras tendencias de alimentación. En este futuro no tan lejano, se buscará estar libre del uso de envases y se optará por cápsulas, inyecciones, vitaminas u otros métodos.
Sin embargo, García sostiene que esta discusión hay que darla en otros contextos y escenarios, aunque no se puede desatender por parte de la industria.
“La tendencia va a cambiar, y es muy probable que así sea. Ya lo han hecho otras industrias que han reemplazado la impresión de portafolios, por ejemplo para la venta de muebles y sofás, y ahora tienen aplicaciones de realidad aumentada en las que pueden visualizar cómo estos productos quedan en la sala de sus casas”, menciona.
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Esta tendencia, de plasmarse en la realidad, podría evitar la utilización de materiales como tintas o plásticos que son requeridos en la impresión de los empaques o envases, gracias al uso de tecnologías como el metaverso o la realidad aumentada.
“Entre más sostenible sea el negocio, más rentable es. Los cambios generacionales y de políticas están haciendo que la adaptación a estos deba darse con celeridad para acoger los modelos productivos y que estos sean más eficientes y armónicos con el medio ambiente. Todo se está alineando para que la adopción de estas tecnologías sea mucho más rápida, pero yo no creo que sea por falta de oferta tecnológica o de productos y servicios, sino más bien que todavía estamos en una curva de aprendizaje”, cierra Bernal.
Un tema sobre el cual se seguirá discutiendo, pero que traerá muchos cambios en la industria.
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