Empaques plásticos de un solo uso entran a examen
Empaques plásticos de un solo uso entran a examen
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Los tipos de materiales, las geometrías y la disposición de puntos de acopio son retos a superar para incrementar los índices de reciclaje. También existe falta de transparencia en los precios de las resinas recicladas. Los fabricantes de materia prima están trabajando para aligerar los productos y mejorar los sistemas de recuperación.
El grupo financiero Citi GPS publicó un informe acerca de los plásticos de un solo uso. En este trabajo se analiza el escenario en que se encuentran actualmente los plásticos y, más concretamente, los empaques. A partir del informe, este artículo resume los principales retos a los que se enfrentan para el reciclaje de plásticos y se discuten las medidas que se están tomando por parte de los proveedores de resinas para mitigar el impacto de los plásticos de un solo uso.
La industria del reciclaje
Los eslabones de la cadena de reciclaje de plásticos se enmarcan entre la recolección, la separación y el procesamiento de productos desechados; cada uno de ellos implica retos individuales para la industria de plásticos de forma transversal, desde la producción hasta el consumo. Para la cuestión de la recolección, uno de los problemas más frecuentes está en las limitaciones entre el tipo de materiales y geometrías que los puntos de acopio están en la capacidad de recibir y reciclar. Si se revisan cifras de mercados como el estadounidense, mientras el 92 % de la población tiene a su alcance sitios de recolección para reciclaje de botellas y jarras de HDPE, apenas el 5 % dispone de locaciones cercanas para cubertería de PP o de PS, por ejemplo.
En cuanto al eslabón de la separación de residuos, aunque la automatización ha facilitado esta tarea, solamente se ha llevado a cabo de forma consistente en empaques rígidos, ya que los flexibles presentan alta dificultad para su separación. Esto causa que las mayores tasas de reciclaje entre residuos pos consumo se concentren en productos como botellas de PET y jarras de PEAD, que cuentan con geometrías y naturalezas bastante uniformes. Por esta misma razón, entre los desechos industriales se goza de una gran tasa de aprovechamiento, gracias a la uniformidad y gran volumen de tipologías parecidas de productos. A esto se suma la gran diversidad de materiales plásticos que existen, los cuales deben ser cuidadosamente separados para evitar incompatibilidades posteriores entre resinas.
A propósito de esto, el reto para el eslabón de procesamiento está en que la resina reciclada pueda servir como complemento de resinas vírgenes en productos plásticos (lo que se hace llamar 'reciclaje primario'). Esto no siempre es posible debido a que, si la separación o el reciclaje no se realizan correctamente, la contaminación afectará las propiedades de la resina reciclada resultante. En este caso, el material reciclado se 'degrada' y su margen de ganancias asociado es menor.
Numerosos grupos industriales y compañías de químicos han enfocado sus esfuerzos en buscar el apoyo propio y de los gobiernos para poder dar uso a los plásticos no reciclados, poniéndolos como materia prima para la producción de combustibles y químicos. Algunos proyectos actuales incluyen la producción de biocombustibles mediante gasificación de residuos, tal como la desarrollada por la firma InEnTec. Por otra parte, para poder involucrar al consumidor en la recolección y separación de residuos, se ha propuesto la identificación de usuarios mediante chips RFID que determinen su participación en procesos de reciclaje y permitan mejorar programas de educación o recompensa.
Finalmente, es importante resaltar que uno de los retos clave identificados por Citi para el mercado de reciclaje es la falta de transparencia en los precios de resinas recicladas. Para esto la estandarización de mecanismos de precios se presenta como una alternativa relevante que ayude a clarificar las estructuras de costos, permitiendo así mayor liquidez y mejorando los flujos de caja para este mercado.
El panorama para los productores de resinas
La respuesta a los cambios del mercado, impulsados por las regulaciones y cambios en el consumo, ha sido clara –y necesaria- por parte de productores, desde la innovación y el desarrollo tecnológico. Pensando en este hecho, muchas firmas han concentrado sus focos de inversión y desarrollo en programas de aligeramiento, compañías de reciclaje, mejoramiento de sistemas de reciclaje y la creación de bioplásticos.
En particular, para el tema del reciclaje, la respuesta de algunas grandes compañías no se ha hecho esperar, tal como se es evidente en acciones como la adquisición del reciclador de desechos pos consumo MTN Plastic por parte de Borealis y la compra del 50 % de Quality Circular Polymers, firma holandesa de reciclaje, por LyondellBasell. En esta medida, las compañías están en una búsqueda constante para diseñar productos que permitan un mayor aprovechamiento a nivel de reciclaje y reúso, además de desarrollar nuevas tecnologías para separación de materiales desechados.
En esta dirección, el Concejo Estadounidense de Química (ACC, por sus iniciales en inglés) ha establecido metas como que el 100 % de los empaques sean reusables, reciclados o recuperados en 2040 y que el 100 % de los empaques sean reciclables para 2030. De la misma manera, según cifras complementarias de IHS, basadas en medidas recientes, se espera que en Europa se reemplacen hasta 6 millones de toneladas de resina virgen por resinas recicladas (14 % de la demanda local) a partir del valor de 1 millón de toneladas en 2016 (3 % de la demanda).
En el tema de plásticos biodegradables, Citi afirma que la producción y el consumo se encuentran aún en su infancia. La producción de plásticos bio-basados en Europa estuvo entre 0,5 % y 1,0 % durante 2016 y el consumo totalizó alrededor de 335 mil toneladas en 2017, con Europa como el mayor consumidor (52 %), seguido de Estados Unidos (22 %). La capacidad instalada global se sitúa en alrededor de 1 millón de toneladas y se espera que el mercado crezca a un 9 % anual durante los próximos cinco años.
A medida que el mercado exige soluciones sostenibles, es posible promover de forma incremental el uso de resinas alternativas a gran escala en el portafolio de grandes productores. Movimientos como la compra del fabricante de empaques Bemis, por parte de Amcor, en un negocio de 6.500 millones de dólares, permiten el grado de penetración en múltiples mercados necesario para masificar estas iniciativas relacionadas con sostenibilidad.
Volviendo al origen: cambios para el empaque de un solo uso
En el mercado de contenedores para bebidas de un solo uso, se observa una creciente tendencia a que el aluminio aumente su cuota de mercado respecto del plástico. El atractivo del aluminio tiene que ver con su alto grado de reciclabilidad (una lata de aluminio está compuesta por alrededor de 70 % de material reciclado), su alta tasa de reciclaje (alrededor del 50 %) y su bajo costo de producción de nuevos recipientes (8 % respecto de otros sustratos). Esta competencia se puede hacer evidente en el mercado de bebidas de 350 a 700 mililitros, que es donde tradicionalmente se encuentran los productos en lata. Desde el campo de productores y consumidores, la decisión entre sustratos está en el costo y el desempeño (que beneficia a los contenedores plásticos), además de la reciclabilidad y el impacto a nivel de desechos (que beneficia a los contenedores metálicos).
En cuanto a los recipientes para bebidas frías y calientes, materiales tradicionales como el poliestireno (PS) espumado han reducido su cuota de mercado ante sustratos como el papel. Esta disminución viene asociada a que el PS no es biodegradable y no puede ser reciclado. Sin embargo, menos de 1 entre 1.000 recipientes son reciclados efectivamente, independientemente de su material (muchos recipientes de papel cuentan con películas de polietileno que dificultan el reciclaje).
El empaque protector de burbuja también se ha consolidado como un espacio compartido –y competido- entre plástico y papel; esta disputa, sin embargo, se ha ido balanceando hacia el lado del papel ante la baja tasa de reciclaje del empaque plástico (15 % en Estados Unidos) y ante las alternativas de láminas protectoras de papel 100 % reciclado, reciclable y biodegradable. En cuanto a las bolsas de papel o plástico, ambos sustratos tienen ventajas en diferentes áreas, por lo cual la preferencia por uno u otro depende en gran medida de la aplicación y de la decisión de los consumidores; mientras las bolsas de papel cuentan con mayores tasas de reciclaje que el plástico, son más costosas, pesadas y menos resistentes que las bolsas plásticas.
Fuente: estudio "Rethinking single-use plastics". Citi GPS (76), agosto de 2018.
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