¿Reciclaje de planchas de impresión? Así se transformaría la industria

Para impulsar la economía circular en este sector del packaging, múltiples compañías están apostando por el uso de nuevas tecnologías que transformarían la industria. Aquí le contamos cuáles son esas tecnologías y cómo será su impacto en el mercado de empaques.

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Hace poco tiempo más de 80 empresas (Entre ellas gigantes como Coca-Cola, Pepsi y Nestlé) y Organizaciones No Gubernamentales de la ONU anunciaron que se han unido para la creación de un tratado global que ponga fin a la contaminación por plástico y los residuos que este material genera.

Esta es tan solo una de las muchas medidas que se están adoptando desde la industria para hacerle frente a una realidad: la contaminación que se genera desde la industria de envases y embalaje crece a un ritmo en el que el reciclaje mecánico y la gestión de residuos se quedan cortos. Un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicado a principios de febrero, reveló que el mundo está produciendo el doble de residuos plásticos que hace una década y solamente se recicla o se recupera con éxito el 9 % de los mismos. 

Sin embargo, el plástico no es el único residuo que se genera en la fabricación de empaques o envases. Uno de los residuos que las empresas están teniendo en cuenta para integrarlo a la economía circular son las planchas de impresión.

Resulta que no existe un método establecido para disponer de las planchas cuando llegan al final de su vida útil. Actualmente, las empresas de impresión tienen dos alternativas: tirar la plancha en un relleno sanitario, lo que genera más residuos o simplemente incinerar las planchas evitando el desarrollo de una cultura de economía circular en este nicho de mercado.

Y es que los residuos que produce el desecho de planchas no es una nimiedad. De acuerdo con Iván Rozo, gerente de desarrollo de negocio para Latinoamérica en MacDermid, una compañía de impresión genera cerca de 15.000 pies cuadrados de residuos al año al desechar las planchas. Por ejemplo, una plancha para corrugados puede generar 10.000 pies cuadrados de residuos al año, mientras que los generados por las planchas de flexografía superan los 3.000 pies cuadrados.

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“Mínimo se generan 15.00 pies cuadrados pero una empresa puede alcanzar a generar hasta 200.000 pies cuadrados en residuos de planchas. Cada pie cuadrado puede llegar a pesar una libra para planchas de corrugado” manifiesta Rozo.

Es por esto que empresas como MacDermid están empezando a apostarle al reciclaje de planchas con el fin de reintegrar estos residuos a la cadena productiva, a través de la conversión de los desechos en nuevas materias primas con valor añadido.

Rozo explica que a pesar de que el proceso de reciclaje mecánico, en el que se hace un proceso de separación y de filtrado, puede ser útil para reintegrar materias primas y darles un nuevos uso (como aquel componente que tienen los suelos de algunos gimnasios) es realmente el proceso de gasificación el que puede cambiar el rumbo de este tipo de reciclaje. 

Gasificación y el ‘syngas’

“Impulsados ​​por un propósito, visualizamos un mundo en el que los desechos se tratan como un recurso valioso que se puede convertir en materia prima para materiales vírgenes. Imaginamos un mundo en el que los vertederos y la incineración hayan sido reemplazados por procesos de conversión de residuos que respalden la sostenibilidad de la economía circular”.

Así se describe en su portal web el Consorcio para la Circularidad de los Residuos, (CWC por sus siglas en inglés), una organización que nace de la intención de un grupo de empresas dedicadas a la impresión de etiquetas y empaques flexibles de solucionar los problemas del reciclaje y de no depender únicamente de los vertederos para disponer de los desechos de esta industria.

¿Su apuesta? La Gasificación Regenerativa. Un proceso en el que materiales u objetos difíciles de reciclar se exponen a temperaturas más altas que la gasificación, superiores a los 2.000 °C. A estas temperaturas, los enlaces químicos orgánicos se rompen y los materiales inorgánicos se derriten.

Esto genera que compuestos orgánicos ricos en carbono se conviertan en gas sintetizado o  "syngas", compuesto principalmente de monóxido de carbono e hidrógeno. De acuerdo a información del sitio web del CWC, lo ideal sería que el gas sintetizado se convirtiera en materias primas químicas como metanol (presente en la mayoría de residuos plásticos), etanol, éter dimetílico, ácido acético, etc., que se utilizarán para la síntesis posterior por parte de la industria química.

Expertos del CWC afirman que, con este proceso, todos los productos se convierten en materias primas para posteriores aplicaciones comerciales de valor añadido.

Nuevos mercados

El reciclaje a este nivel no solo abre una nueva ventana de sostenibilidad para la industria de impresión de empaques y envases, sino que también abre la oportunidad para que diferentes empresas ingresen a nuevos mercados que hasta el momento eran impensados.

“Lo ideal sería que la plancha reingresara otra vez a nosotros pero lo que se busca es que la molienda sirva para otras industrias. Por lo tanto, es importante entrar a entender otras industrias para saber si la matera prima cuenta con requisitos técnicos, o si el costo supera el de las actuales materias primas que se utilizan”, apunta Iván Rozo sobre este fenómeno.

El principal compuesto que se obtiene a partir del ‘syngas’ es precisamente el metanol. De acuerdo a Bruce Welt, profesor  de Ingeniería de Empaques en la Universidad de Florida y miembro del Comité Académico del CWC, señala que la obtención de metanol reciclado es una oportunidad valiosa para empresas de distintas industrias.

“El metanol es esencialmente una materia prima química fungible que las empresas químicas utilizan para fabricar prácticamente todo. No hay una sola empresa química en el mundo que le diga que no a un camión lleno de metanol producido a partir de desechos y que cuenta como contenido reciclado”, señaló Welt en un webinar del CWC.

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Entre las industrias que compiten por una parte del pastel de gas de síntesis se encuentran la industria de las aerolíneas por el combustible para aviones, la industria automotriz por las celdas de combustible y la industria agrícola por los fertilizantes.

Iván Rozo comenta que este abanico de oportunidades ha hecho que las empresas de impresión como MacDermid cambien su mentalidad y comiencen a pensar en cómo sus desechos pueden ser la materia prima de otros y así comenzar a trabajar en conjunto para impulsar la economía circular en ambos sentidos.

La industria del packaging también podría beneficiarse del metanol, pues los plásticos producidos a partir del ‘syngas’ son “plásticos vírgenes” que cuentan con la misma calidad y propiedades que los plásticos producidos a partir de combustibles fósiles.

El académico del CWC expuso: “El punto es que la industria del empaque debe reconocer que existe competencia por los desechos, por lo que debemos tener una visión compartida de que si la infraestructura se presta, el gas sintetizado se convertirá en metanol, y eso es nuestra mejor esperanza para obtener ese contenido reciclado”.

Factibilidad financiera

Uno de los desafíos que por ahora deben enfrentar aquellos que deseen utilizar este tipo de tecnologías es el costo que implica. Iván Rozo comenta que el proceso de gasificación cuesta casi el doble que el reciclaje mecánico.

Sin embargo, el ejecutivo afirma que es por esta razón que todas las empresas deben unirse para no solamente verse beneficiados por las nuevas materias primas sino también para aportar e invertir en el desarrollo de este tipo de tecnologías.