En TerraCycle nos encanta encontrar oportunidades de reciclaje en lugares extraños, y en gran parte nos hemos enfocado en los consumidores desde que lanzamos en 2007 la Brigada para bolsas de bebidas con Capri Sun y Honest Kids. Ha sido tal el éxito de nuestros programas, de la empresa al consumidor, con grupos tan diversos como escuelas, iglesias, oficinas, e incluso personas y no instituciones, que solo hasta el año pasado comenzamos a explorar a fondo los programas de empresa a empresa.
Hemos puesto en marcha un programa con Kimberly Clark Professional para recoger sus prendas de las salas blancas al igual que capuchas, botas y pantuflas. También lanzamos recientemente un programa piloto para recolectar guantes de nitrilo, y realizamos pruebas de estos materiales en uno de los lugares de acopio de Life Technologies. Con el reciente éxito de este programa y del programa piloto, me di cuenta de que a pesar de que en TerraCycle siempre hemos hablado y publicitado los programas y el reciclaje con los consumidores, hay una oportunidad para lograr un impacto aún mayor con los programas de reciclaje entre empresas.
Los residuos producidos por multimillonarias industrias manufactureras y de investigación eclipsan la cantidad de residuos que se generan en un barrio pequeño. De acuerdo con el Consejo de Tecnologías de Gasificación, los fabricantes estadounidenses producen 7,6 mil millones de toneladas de residuos industriales en un solo año. Esto sin contar lo que producen la construcción, los proyectos de carreteras y de vivienda, y otras actividades similares que no están aún incluidas en ese número y cuya generación de residuos alcanza los 136 millones de toneladas anuales.
Empresas como Subaru han implementado ya eficientes programas de cero residuos; su planta de fabricación de Indiana desvía más del 90 por ciento de los residuos producidos. Este fabricante se encuentra asociado con otras empresas que sacan de sus instalaciones los residuos generados, tales como sedimentos de pintura, que secan y pulverizan para luego mezclarlos en compuestos que sirven para fabricar bloques de barandas y topes de límite en los estacionamientos.
Me parece a mí que los productos químicos que salen de estas fábricas son más perjudiciales que los empaques de alimentos que generan los hogares. Ambos son increíblemente importantes, pero teniendo en cuenta la falta de movimiento que se tiene hasta el momento en los programas de reciclaje entre empresas, es evidente que el potencial es enorme. La pregunta para quienes estamos en la industria de empaques es ¿dónde podemos hacer que estos programas entre empresas funciones en el sector de empaques y envases?
Creo que hay muchos lugares donde podemos mirar. Si un empaque se puede fabricar a partir de otro material dispuesto, no hay excusa para que no lo estamos utilizando. Si existe un producto derivado de los empaques que producimos que pueda suplir lo que otro fabricante necesita, debemos establecer un sistema para aprovechar lo que podría ser potencialmente útil.
El reciclaje en el mundo de los empaques y envases no se limita a lo que los consumidores hacemos con los envases cuando terminamos de tomarnos nuestro jugo o de comernos las papas fritas, y tampoco se limita a la fuente de suministro de los materiales (nuevos o reciclados) para su fabricación. Se trata también de los demás detalles y del reciclaje que podemos generar donde la gente menos lo espera.